
El grupo de rock psicodélico presenta su último trabajo en una noche compartida con Monte Palomar.
Mientras se acercan a los 18 años de existencia, el cuarteto Aguas Tónicas (Rosario, Santa Fe, Argentina) está a días de experimentar otra fecha memorable en su fructífero historial: el sábado presenta “Disco gris”, su quinto álbum de estudio.
Editado por el sello Remedio Casero en diciembre pasado, “Disco gris” significó un comeback que probó la vigencia de una banda fundamental para entender el circuito independiente del litoral argentino al igual que Matilda o Mi Nave.
Con la pandemia golpeando duro en el circuito recitalero, la banda no tuvo chances reales de salir a promocionar el disco con presentaciones, razón por la que el disco viajó en digital cruzando fronteras logrando un feedback internacional saludable desde Chile, España, México y Colombia.
Además, el disco llegó en el momento justo para abrazar un ciclo de renovación para Aguas Tónicas, justo para una nueva generación que desde hace dos viene descubriendo su obra a raíz de plataformas de streaming y redes sociales.
La manija de escuchar “Disco gris” en forma completa, finalmente, tiene fecha, horario y lugar: sábado 4 de septiembre a las 20hs en el Galpón 11. Para la ocasión, Aguas Tónicas tiene una compañía de lujo: Monte Palomar, quinteto stoner rock de alta combustión.
Aguas Tónicas cuenta en su haber con cinco discos de estudio: el ya legendario y homónimo disco verde (2005), “Canal de amor y confusión” (2008), “Los desposeídos” (2012) y “Saturno swing” (2015) y el más reciente “Disco gris” (2020).
Además, el grupo publicó un disco en vivo, “Transmisión, amor, confusión”, grabado en 2009 en el Festival de Jazz y Blues de Rosario, y tres sencillos titulados “Krakatoa”, en 2013, “Luz de luna (en su interior)” y “Calógero”, ambos de 2020.
En 2021, surfeando las olas pandémicas, publicaron las Sesiones en La Paz, registradas en vivo en el patio de la sala de ensayo del grupo en el barrio del Abasto rosarino. En todos esos trabajos, y en sus numerosos encuentros con el público, los Tónicas experimentan géneros como el stoner, el blues espacial y el noise, todos en clave de psicodelia del litoral.
El grupo está integrado en la actualidad por Mariano Conti (voz y guitarras), Jorge Capriotti (guitarras), Damián Coco (batería) y Esteban Manino (bajo). Para el inminente show del Galpón 11 se sumará Mauro Cuffaro en teclados.
Días antes del encuentro en el Galpón 11, Aguas Tónicas responde las preguntas de NoEsFm echando luz sobre problemáticas propias de tiempos pandémicos, el trabajo independiente en la era de los algoritmos y la creación artística como resistencia política.
– Stoner rock es una etiqueta que le quedó siempre chica a Aguas Tónicas. En la actualidad, además, quedó bien vieja. Sin recurrir a etiquetas, cómo describirían el sonido actual de la banda?
El stoner es un género amplio, con un montón de subgéneros en su interior, tenés desde los más extremo o experimental hasta lo más tradicional pasando por una numerosa gama de matices. No creemos que nos haya quedado chico el género, sí creemos que pudimos surfear con cierta elegancia esas olas con mayor o menor intensidad atendiendo siempre a nuestra necesidad de cambio constante. Al mismo tiempo, al ser un género contenedor de numerosos subgéneros, la posibilidad de envejecer y quedar totalmente fuera de consideración es muy baja. En Rosario se siguen formando bandas y público fiel y ni hablar en otros lugares del mundo donde los sellos, blogs, festivales especializados se multiplican como hongos a la sombra del bosque.
– “Disco gris” llegó a través de Remedio Casero. En ese sello nuevo encontraron un buen feedback para acompañar el lanzamiento al igual que una comprensión del camino que vienen haciendo como banda ¿Cuándo empezaron a notar esa llegada de las nuevas generaciones al catálogo del grupo?
Hace unos años atrás tuvimos un parate como banda. Por distintas circunstancias no podíamos dar en el blanco. Necesitamos parar la pelota y repensar un poco todo: desde qué teníamos ganas de hacer con nuestras vidas hasta qué sentido tiene hacer música si no le importa a nadie. Pasado ese tiempo, algunas respuestas fueron apareciendo y a partir de ahí se fueron clarificando estas cuestiones. Volvimos a los ensayos, a tocar en vivo, grabamos un disco nuevo, ¡empezamos a ir a recitales de bandas nuevas que nos gustan!, nos conectamos con la escena nuevamente, todo eso hizo que las energías se renovaran tremendamente. Eso se puede notar y a la vez genera un feedback con el público que es muy hermoso. La llegada a Remedio Casero coincide con este proceso y lamentablemente no pudimos aún experimentar todo el potencial debido a la pandemia.
– La fecha que se viene es tanto la presentación oficial del “Disco gris” como un reencuentro con la gente luego de seis meses de estar guardados. ¿Cuáles son las sensaciones previas al reci del Galpón?
Todo junto: ansiedad, felicidad, cagazo. En marzo pudimos hacer un recital en el patio del Museo de la Ciudad junto a Belarus y la reacción del público fue muy buena, eso nos da cierta base, sería más difícil si fuera el primer recital desde que se cerró todo. Pero la verdad es que estamos con muchas energías para enfrentar lo que viene.
– Para la fecha del sábado van a tener a Mauro Cuffaro otra vez sobre el escenario. ¿Qué otros detalles están preparando para el Galpón?
La vuelta de Mauro a las teclas para este show ya es mucho para nosotros, lo extrañamos un montón, el disco está repleto de sonidos de teclado que aportan texturas y armonías enrarecidas que merecen ser escuchadas en la presentación. Además, Mauro es una persona muuuy divertida en el backstage. En cuanto a la lista de temas venimos ensayando el “Disco Gris” completo y varios temas viejos, de esos intensos y volcánicos que hacíamos en otras épocas y que hace muchísimo tiempo que no tenían lugar en los vivos. Se hizo un trabajo arqueológico.
– La situación para el circuito de música en vivo es complicada. ¿Cuánto tuvieron que esperar para encontrar el espacio para presentar el disco?
Realmente está muy complicado para todos. Para quienes hacemos música que no entra en los estándares de productores o programadores de salas quizá un poquito más aunque, en última instancia, mucho dependa de cortar tickets. Batallamos bastante está presentación desde que salió el disco en diciembre de 2020. Muy a nuestro pesar la escena de música independiente de la ciudad se fue debilitando, tanto por las clausuras arbitrarias de espacios de música en vivo por parte del Estado municipal como también por impericia o apatía de todos los que formamos el entramado cultural de la ciudad sin caer en igualar responsabilidades, ya que sería caerle al más débil como si estuviéramos en igualdad de condiciones y no existieran relaciones de poder. Este proceso se viene dando desde hace varios años, es complejo y tiene muchas aristas, la pandemia vino a acentuar de manera trágica esto. Nosotros tocamos en vivo desde el año 2004, vimos la película casi entera y nunca nos imaginamos este desenlace. Igualmente creemos que mediante la construcción colectiva, empática y solidaria se pueden generar situaciones potentes nuevamente y que éstas se pueden mantener en el tiempo. Hay varios ejemplos actuales en este sentido.
– Últimamente el rock quedó relegado por el mercado. Desde hace tiempo escuchamos que el rock no reditúa las cifras que los programadores, las productoras o los managers esperan. Sin embargo, ustedes en marzo agotaron una fecha junto Belarus, una banda de postpunk. Hace 10 días dos bandas de rock como Gay Gay Guys y Jimmy Club agotaron el Galpón sin apoyo de productoras, managers y nula difusión de prensa. ¿El rock no garpa o es que el rock no sirve para lo que quieren los empresarios? ¿De qué forma lo sienten ustedes desde adentro?
La verdad no sabemos qué opina la industria de la música sobre el rock y mucho no nos importa, nunca estuvimos adentro como para tener un panorama sobre esto. Pudimos asistir a algunas “charlas para músicos” de esas que están proliferando actualmente, y que supuestamente te dan herramientas para poder acceder al profesionalismo, entendido siempre desde una perspectiva porteño-céntrica. Pero no dejamos de sentirnos extraños ahí, ya que los contextos donde estamos unos y otros son tan distintos y otra vez vuelven a aparecer las relaciones de poder. Cuando el rock supuestamente era negocio, nosotros también estábamos al margen. Los géneros se desdibujan y lo que queda a la vista es el soporte humano Si el rock es juntarse con otras bandas, armar un recital en donde se valoren las relaciones igualitarias y el trabajo afectivo, estamos adentro, si el rock es conservadurismo recalcitrante y neoliberalismo aplicado estamos afuera.