La banda chilena comparte 11 pistas de rock contemporáneo.
Casi como un accidente, “Enola Gay” es el primer disco de Asia Menor, quienes desde Temuco, sin miras de formar una agrupación como tal, hoy agitan el ambiente musical local. La banda se embarcó junto al ingeniero Víctor Muñoz (Niños del Cerro, Dolorio & los Tunantes) para concretar, a través del Sello Fisura, las 11 pistas que vienen elaborando desde su primer demo.
“Pretendíamos hacer algo más humilde o esquelético. Cuando nos juntamos a hacer música pensábamos que haríamos un disco más que una banda. Pero Victor quería hacer más grande la experiencia a partir de lo que vio en vivo”, señalan los músicos a NoEsFm.
Y es que con solo un demo de 4 canciones, se presentaron en diversos escenarios de Temuco, Santiago, Concepción y Chillán, donde destacaba su crudeza y euforia transmitida al público. Desenfreno que opera como punto clave en su sonido, ya que su propuesta se nutre de vertientes contemporáneas del post-punk y rock contemporáneo, con énfasis en ritmos rápidos y guitarras que “se entrecruzan en aparente aleatoriedad coincidiendo de manera extraña, armando un puzzle en el que ocurren accidentes pulidos intencionalmente”.
La masterización la llevó a cabo Chalo González en GMasters Pro, mientras que el arte de portada estuvo a cargo de Sebastian Fuentes con quien trabajaron traduciendo a lenguaje visual los conceptos que inspiran esta etapa.
“Solíamos transitar por unas casas abandonadas, un proyecto inconcluso entre ruina y naturaleza, un contraste que nos recuerda a nuestro proceso, un diálogo entre salas de ensayo y shows en vivo, trabajado hasta un punto de satisfacción”, comenta el grupo sobre el período de composición, desplegando lo más visceral y lo racional de su imaginario.
“No es conceptual, pero hay algo trascendental en que la música suena como la letra, por ejemplo, si hay cambio de métricas es para representar estados de desequilibrio”, agrega la banda chilena.
Enola Gay contiene colaboraciones de Víctor Hugo Madariaga (Dolorio & los Tunantes, Addis Ababa) en trompetas, mientras que algunos sintetizadores cayeron en manos de Simón Campusano (compositor de Niños del Cerro). Respecto a su relación con la escena local comentan: “Comenzamos como ajenos a cualquier movimiento, siendo personas con intereses demasiado específicos en una localidad en la que no era fácil tener con quien compartirlos, pero finalmente mucho de lo que elaboramos viene de ver a los pares, en vivo y a distancia, resonamos con la música, con la cultura y su transmisión. El carácter de la banda interactúa con el público y se modifica, este disco es el producto de un proceso atestiguado desde el vivo y las casas, una foto final de ello”, una imagen que podrán observar y oír desde sus hogares y en algunos conciertos de diversas ciudades de Chile.
Foto principal: Clemente Mora