El compositor argentino sublima la cuarentena desde sus raíces.
Camalote Kid lanza su segundo track como solista, esta vez con Francisco Gortari. Grabado durante la cuarentena del 2020, “Nostalgia del presente” es un retrato de su ciudad natal: Esquina en la provincia de Corrientes.
Con sonidos ligados al electropop e inspirado en un poema de Borges, “Nostalgia del presente” nos introduce al universo primigenio de Camalote Kid: guitarra, río, carnaval, playa y litoral.
El origen de lo simple
Durante la cuarentena del 2020 Camalote Kid se vio en la necesidad de regresar a Esquina, su ciudad natal en la provincia de Corrientes. Allí el músico potenció “Nostalgia del presente” con Fransisco Gortari, artista, productor y amigo de la misma ciudad y que desarrolla su carrera en Buenos Aires. De esa fusión salió un track que evidencia sus raíces pero también la fusión de ambos universos.
Camalote Kid
Andrés Silvestri tiene 26 años, es correntino y Comunicador Social, también collagista y delivery de bebidas. Bajo su alias, Camalote Kid, explora el universo musical y poético que lo apasiona desde adolescente.
Tuvo bandas en la secundaria y en su etapa universitaria puso la voz y las canciones para Cállese Hombre Horrible, banda indie formada por estudiantes que tocó y organizó fiestas en el circuito rosarino por casi 3 años hasta su actual receso. “Tape”, “Ser débil y moverse” y “Heliogábalo” son sus tres creaciones discográficas.
Las letras de Camalote kid, siempre influenciadas por la literatura, revelan una creatividad que se asemeja mucho al collage, una poesía despojada con palabras certeras. Su sonido es de una amplia búsqueda que oscila entre el pop, el folk y la electrónica, sin descartar ningún género.
Promete en un futuro explorar ritmos folclóricos como el chamamé e incluso otros más masivos como el reggaetón. Hay muchas canciones nuevas en el tintero.
El estreno
Llegado el estreno del video, el cantautor comentó: “Esta canción habla de mi pueblo y se entremezcla con el poema homónimo de Borges: Nostalgia del Presente. La empecé a escribir hace algunos años, una noche clásica de estudiante extrañando los pagos. Muchísimo después, al llegar a Esquina y mientras cumplía 15 días de encierro por la cuarentena preventiva Francisco me propone que grabemos un tema. Como si fuera una certeza pensé al toque en esa vieja letra que habla en principio de este lugar que amo y del que soy y a la vez no soy. Esa misma noche retomé esa letra y la mezclé con ese hermoso poema de Borges. Es lo que siento cada vez que vuelvo a ese lugar, saber que el momento que estás viviendo es hermoso y es ahora y se te va y nunca va a volver a ser como está siendo: ¡qué no daría yo por la dicha de este preciso momento tal y como ES! Añorar lo que está sucediendo y sentir que la melancolía no es solo una cuestión del pasado, y que el pasado puede no solamente estar atrás, y que atrás puede ser adelante y que adelante puede ser ahora. La imposibilidad de la línea recta. Algo así como estar frente a frente y decirse: “¿Cuando nos vemos? Te extraño. Quiero verte”.
También agregó: “Se dificulta recordar la vida en números, fechas o datos. La memoria es quizás mucho más afectiva, cada amor y cada dolor, en el sentido más amplio, duran más tiempo en la vida que la vida misma. Un amor de verano te puede durar varias vidas y un trabajo de años se te puede resumir en un par de tragos. La imposibilidad de la línea recta. Nostalgia del presente es lo que sentí en este regreso a mí pueblo y estoy muy contento de poder haber dejado un pequeño fragmento de todo eso acá: siempre gracias a la música y a los afectos del camino”.