Desde el aparente final del encierro interminable, Dani Bander rinde tributo al “Melancoholismo” con la esperanza de talar la soledad proveniente del confinamiento.
Dani Bander, fundador de la extinta banda La Banderville, presenta un nuevo sonido acústico donde la melancolía es el eje principal. Su tercer trabajo solista “Melancoholismo” es el capítulo final de una trilogía bohemia para desentrañar el espíritu interno. En el primer disco de la tríada titulado “Malacopa” (2018) Dani experimentó con el sonido de los instrumentos tradicionales del mariachi. Por su parte en el segundo álbum “Blackout” (Cleopatra Records, 2019), el cantautor regresa al ímpetu de las guitarras eléctricas.
En “Melancoholismo”, Dani Bander con guitarra en mano propone una serie de nueve canciones para quien necesite un espacio para la reflexión, para llegar a una reinvención personal que siempre es necesaria. Dani aprovechó el encierro para grabar un álbum íntimo y austero.
“Inspirado en la poesía infrarrealista, la filosofía DIY (Do It Yourself) y en los discos caseros grabados en aislamiento (como el «McCartney I» o el «Nebraska» de Bruce Springsteen), coproduje “Melancoholismo” nuevamente junto a AJ Dávila, confrontando demonios internos y buscando respuestas en canciones que pudieran sostenerse sólo de su letra y una guitarra. Escuchamos mucho Elliott Smith, mucho Nick Drake, mucho Jim Croce. Además, yo mismo mezclé las canciones y las masterizamos en una app en línea, convencidos de que la belleza de una producción perfecta está en sus imperfecciones”, comenta el artista para NoEsFm.
La obra
El artista mexicano saca su lado más folk en su nueva producción en compañía del ecléctico AJ Dávila en tres colaboraciones que definitivamente no suenan a lo que el nombre de la canción aparenta: el saudade expansivo de “Wilson”, la seducción de “Somos 1 & Somos 2” y la absolución personal de “Perdónome”. Por otro lado, las baladas llegadora para corazones dolidos del disco son “A ver si así te olvido” y “La Pirekua del gato negro”.
Finalmente la producción se realizó en una casa totalmente aislada a las afueras de Tequisquiapan, Querétaro, donde Bander y Dávila montaron un estudio casero con una portaestudio de cuatro canales, una laptop y los instrumentos necesarios para conseguir el sonido y el espíritu de los grandes discos grabados en aislamiento, limitados a usar guitarras, voces y un mellotron.
“‘Melancoholismo’ es un disco curativo, la conclusión de un largo proceso de desintoxicación, un álbum duro de confrontar pero necesario para terminar de procesar la separación más importante de mi vida… no sé si esté superada, pero esta trilogía sí está terminada. Bienvenidos al abismo…”, agrega Dani.