Cada vez son más los vocalistas y líderes de bandas que deciden, paralelamente, hacer trabajos en solitario. El fenómeno ocurre en toda América Latina, y una de las fuertes causas es el auge de las nuevas tecnologías. Pero más allá, son muchos los proyectos solitarios sorprendentes, con personalidad, dignos de prestarles atención y hasta de estudiar.
Silva de Alegría es el alter ego del cantautor y productor mexicano Sergio Silva, voz y guitarra de Furland. Además de ser una figura muy activa dentro de la escena independiente mexicana. Ha definido su propuesta como “folktrónica”, que en una primera lectura se traduce como una combinación entre folclor y electrónica. Pero no se trata de vertientes electrónicas mezcladas con la música tradicional, camino atendido por muchos. Silva plantea el uso de instrumentos de cuerda (banjo, lapsteel, cello, violín y más), pasarlos por procesos electrónicos y adaptarlos a su estilo, muy folk, con elementos country, pop y rock. Este cantautor se enmarcaría dentro de ese ambiente de la música indie acústica.
Silva de Alegría estrenó este año, recientemente, su primer disco “El silencio en la Tierra”, con descarga gratuita. Diez temas contundentes en su sonido, arreglo y contenido forman esta obra de arte producida, grabada y mezclada por el mismo artista. No se puede dejar de lado las letras, con narraciones explícitas, imaginativas, sencillas, que hablan del amor, de la ecología y hasta exponen la denuncia política como “Archipiélagos”: “Estamos sorprendidos del poder que tiene la televisión / ha reemplazado a presidentes con gobiernos de ciencia ficción”.
Hay que mencionar a los músicos que colaboran: Guillermo Olivo (cello), Manú Jalil (violín y músico acompañante de los proyectos Camila y Renee Mooi), Carlos Fernández (bajo en “Waii-Ha”) y Jerson Vázquez (batería e integrante de Torreblanca y Tigria).
Nada de rebuscamiento, simplemente las ganas de decir cosas de forma diferente. Así es Silva de Alegría. Un trovador que abre un camino de esperanza y posibilidades temáticas y sonoras: “No pararemos de soñar cuando dejemos de dormir”, dice en su “Archipiélagos”.