El músico venezolano Francisco Calder muestra su segundo Ep, “Disomnias”, que sigue la vía rock e indie folk electrónicos
Cuando leemos el título de ese disco, “Disomnias”, lo primero que decimos es que esta palabra debe significar algo relacionado con Medicina o con enfermedad. Y no se dista mucho de esta asociación, pues el término significa alteración del sueño.
Antes poner ese tipo de títulos a un álbum era impensable, pero en estos últimos tiempos, de libertad creativa, no es nada raro. Ese es el nombre del segundo Ep del músico venezolano Francisco Calder, que cabalga por los terrenos del rock experimental e indie folk, envueltos en electrónica.
“El en caso de ‘Disomnias’, describe el síntoma principal presente durante el año en el que fue concebido por diferentes motivos: profesión, país, mudanza, cosas personales, etcétera. El insomnio fue el que compuso este Ep, creo que merecía un nombre por el estilo”, dijo Calder, quien antes había debutado con “Heterocromía” (2014). Cabe destacar que este músico es también médico, quizás por eso se cuela en el arte su inclinación científica.
Francisco Calderón, su verdadero nombre, es, a su vez, integrante de la banda larense de rock Isla Sorda (en el bajo y sintetizadores). El músico creció en la ciudad de Barquisimeto y actualmente reside en España.
“Desde 2008 empecé a componer temas aleatorios, algunos del estilo de la banda y otros diferentes, los cuales fui grabando en mi estudio casero desde entonces, hasta que en 2014 publiqué mi primer Ep llamado ‘Heterocromía’, que no es más que una recopilación de todos esos temas grabados en distintos años. Es una producción heterogénea dado el tiempo que tomó componer y grabar estos tracks. También usé el formato lo-fi, ya que fue grabado y mezclado por mi persona con recursos bastante limitados. Luego, vino ‘Disomnias’, el cual fue compuesto y grabado en menos de un año, lo que se refleja en una mayor uniformidad en los temas y el concepto en general”, señaló.
“Disomnias” cuenta con la colaboración del músico venezolano Andrés Carabaño, en la mezcla, masterización y grabación (estudio Acústica), y el arte es un trabajo de Eduardo Mérida. El disco fue producido entre Barquisimeto y Barcelona-España.