“Bailemos juntas”, el segundo disco de Ibiza Pareo, confirma un exquisito universo musical que recién está comenzando.
Ibiza Pareo es el dúo compuesto por Ani Castoldi y Marina La Grasta, dos conocedoras del circuito independiente porteño que en 2014 plasmaron su química en un proyecto común que rápidamente las llevó a recorrer ciudades argentinas y países como Estados Unidos, México, Uruguay y España.
Sus curriculums individuales incluyen resultados como YiLet y Rumanians, pero es la música de Ibiza Pareo la que ocupa full time sus agendas desde que se dieron a conocer con canciones como “Discoteca” o “After”.
El primer paso significativo para confirmar a Ibiza Pareo como un proyecto que había llegado para quedarse fue editar su homónimo álbum debut para la primavera de 2015. Las diez canciones de ese primer disco evidenciaron un pop sin ataduras que se nutría en un imaginario de pistas, playas y enamoramientos veraniegos, esos que permanecen eternamente frescos como una tentación adonde volver cada vez que los ojos se cierran.
El debut del dúo era y es una declaración de principios por lo que las moviliza, la música, los viajes, la química de amantes que se descubren. Como ellas lo dejaban en claro: “Nuestro amor es música”.
El pasado mes de mayo, Ibiza Pareo publicó su segundo larga duración, “Bailemos juntas”, donde un pop reinante sabe combinarse con elementos de house, beat y disco. El disco se escucha poderoso y definido, debido, en gran parte, a que Ibiza Pareo ya es un grupo conformado bajo una identidad propia, algo más que una aventura nacida desde la espontaneidad. La experiencia ganada luego de años de tocar en vivo y desarrollar shows, tan pensados como espontáneos, transfirió al trabajo en estudio un sentido más orgánico y preciso, donde cada canción suma a un todo logrando un equilibrio ideal.
Esa misma seguridad del vivo les otorgó una soltura que les permite seguir creciendo y avanzar con claridad. Mientras siguen apostando a la diversidad de elementos, más soltura encuentran para continuar lejos de etiquetas que las anclen en estéticas previsibles, tanto de música como de marketing.
“Tuya”, “Vos y yo”, “Loba de noche” (producida por Ale Sergi) o la canción que le da título al disco, se cuentan entre los minutos musicales más irresistibles que produjo Buenos Aires en 2018.
“Qué sensación tan espectacular / Mirarte y saber que tal vez no exista nada más que hoy / Sentir la libertad en todo mi cuerpo” cantan en un plano de goce que las convierte en portadoras del aura multisensorial de aquel Federico Moura que esgrimía la espontaneidad del calor como sensación superadora.
La dupla Castoldi-La Grasta vive un 2018 bien movido entre canciones frescas y conciertos. Al feedback caluroso que llegó con la edición del nuevo álbum, se le sumaron inmediatas fechas por el viejo continente para compartir “Bailemos juntas” con un público diverso, desafío siempre bienvenido sin importar lugar, horario o idioma. Pasaron por España participando del Festival Sónar en Barcelona y el Gay Pride Day en Madrid, justo cuando se conmemoraba el 40 aniversario desde la primera manifestación del colectivo LGTBIQ en la capital central.
“Tener la posibilidad de tocar en otro lado siempre es un flash, nosotras lo disfrutamos un montón y nos sentimos re agradecidas de tener esa posibilidad. Sónar es un festival increíble, el Gay Pride en Madrid fue re épico, compartimos escenario con los Locomía, entre otros. Además tocamos en San Sebastián y otras veces en Barcelona y Madrid”, comenta Castoldi entusiasmada.
“Sencillamente increíble, fue todo espectacular, la pasamos muy bien, nos trataron muy bien, la gente se mega copaba, era verano, magia pura”, agrega sobre la incursión española.
Finalmente, el tour deparó otro momento envidiable y que, sin lugar a dudas, genera una pregunta irrefrenable. La respuesta, es sí: “Hicimos Ibiza Pareo en Ibiza, fue otro momento mágico. “Seguimos con la sonrisa en la cara”, cierra Castoldi.
Luego de la gira por el exterior, llegó el momento de tocar en Argentina. Hubo fechas en La Plata y Buenos Aires. También algún DJ Set ocasional, otra gran oportunidad de conectarse mediante el ritmo.
El 15 de septiembre llegan a Rosario, donde compartirán escenario con Matilda, anfitriones ideales de una épica noche de pop que tendrá lugar en Mono, Club de música.
“Bailemos juntas” se grabó como un grupo ya conformado, con la identidad que estaba establecida. Eso se nota en el resultado final. Hay una sensación gestáltica, donde el todo suma más que las canciones por sí solas. ¿Notaste eso al momento de grabar?
Si, claro. Nosotras también lo sentimos así. El primer disco fue saliendo como un juego. Primero estuvieron las canciones y después la banda. Ahora fue al revés. Si bien seguimos siendo nosotras y nos enfrentamos a la creación con esa misma onda de juego, el haber pasado por los shows en vivo nos cambió mucho y nos dio ideas y cosas nuevas. Por otro lado, el disco siempre es un todo. tanto el primero como el segundo los pensamos como un momento en sí mismo, un recorrido, una obra entera. Para “Bailemos juntas” intentamos elegir solo las canciones que sentíamos que tenían una conexión y que aportaban a ese todo. Y empieza y termina con “Somos agua” y “Agua somos” que son dos versiones del mismo tema.
El álbum tiene mucho mood de salida. Interpreta lo catártico en bailar, también transmite una intensidad que sabe ser pistera y luego bien intimista, de cercanía. Eso puede ser de una noche de salidas, pero también ser un recital. ¿Te parece que algo de la experiencia sobre el escenario llegó al nuevo disco?
Las experiencias en el escenario dieron forma al nuevo disco. Muchas veces después de un show hermoso nos levantamos y nos ponemos a hacer música. “Vos y yo”, uno de los temas del nuevo disco salió así. A la mañana post show re arriba increíble, llevamos un mic y una caja de ritmos a la cama e hicimos todo el tema. La canción habla, justamente, de lo que nos gusta tocar en vivo, nos conecta y nos libera a la vez, es lo que nos hace volar y nos inspira muchísimo. También sin que sea en un show nuestro, capaz estamos en la pista en la discoteca y se nos ocurre algo, lo grabamos en el teléfono, nos lo tarareamos, pueden ser melodías nuevas, arreglos para cosas que ya tenemos.
Siendo DJ, los ritmos te atraviesan de manera inconsciente y se cuelan en casi todos los aspectos de la vida. ¿Qué descubrimientos a posteriori te encontraste en tu música?
Marina siempre me carga cuando le canto ideas, me dice que no sabe qué es pero que seguro ya existe. Hace poco estuve tarareando sin parar una melodía y después nos dimos cuenta que era igual al corito de “Take a walk in the wild side” de Lou Reed, toda distorsionada obvio. Más allá de eso, no somos de tomar ideal literales de las canciones que escuchamos o nos gustan. Después todo siempre es medio que le podés buscar la referencia porque hay mucha música hecha y casi todos componemos con las mismas notas y las mismas escalas y a nivel ritmo, el 90% de la música que escucho tiene el bombo en negras.
Ustedes tienen una aversión a ser clasificadas. Lo mantiene bien claro a eso, tanto discursivamente como musicalmente. ¿Por qué le escapan tanto a eso?
Es que una etiqueta o clasificación es consciente o inconscientemente una decisión que deja afuera otras posibilidades. Cuando decís que música haces, te referís a que música haces hoy, y eso es clasificable obvio, pero si te acostumbras mucho después vas a creerte esa etiqueta y capaz no vas a estar abierto a hacer otra cosa. Las etiquetas crean trabas o paredes de las que uno puede ser su propio prisionero. Nosotras queremos ser nosotras mismas, y como todos somos una mezcla de muchas cosas.
Escaparle a las etiquetas para nosotras es estar abiertas a que la vida nos sorprenda. A que hoy podemos ser esto, y en esto vibrar muy alto, y también, que si mañana sentimos algo distinto, y nos motiva otra cosa, o nos gusta algo o alguien distinto, que no sea algo inesperado, algo a lo que cuesta entregarse. Que sea tan natural como la otra opción.