Dentro del mundo del rock hecho en Venezuela hay nombres que son leyenda y parte fundamental de nuestra historia musical. José Pedro Romero Ignacio, mejor conocido como Joseíto Romero, se suma a este grupo selecto
Desde finales de la década de los sesenta hasta el presente, Joseíto Romero ha sido protagonista de muchos capítulos: LSD, Tsee Muds, The Del-Vikings, Bacro, Spiteri, Los Bravos de España, San Lucas, Aditus, Vytas Brenner, Ficción y un largo etcétera.
Como productor también ha dejado un gran legado y Rudy Márquez, Fusión y, más recientemente Reos, han contado con el aporte de este gran músico. Gracias al trabajo que se ha venido desarrollando tuvimos la oportunidad de entrar en contacto con esa leyenda de nuestra música y, si como músico es admirable, como ser humano también se gana nuestro respeto: humildad, sencillez, sinceridad son algunas de las palabras que encajan perfectamente con su personalidad.
En la época en que Joseíto Romero estaba trabajando para la publicación de su trabajo con LSD, Bacro y Tsee Muds, a través del sello alemán Shadoks Music, nos pusimos en contacto y surgió la idea de una entrevista para dar a conocer, de sus propias palabras, lo que ha sido parte de nuestra historia musical y desde NoEsFm la compartimos con todos ustedes.
Háblanos de manera resumida, ¿cómo fueron tus inicios como guitarrista?
Mis inicios en la guitarra se remontan a Quinta Crespo cuando tenía 12 ó 13 años de edad. Mi hermana compraba los discos de Chuby Checker, Paul Anka, César Costa. Me gustaba esa música. Yo tenía un grupo de aguinaldos con amiguitos y charrasqueaba el cuatro. Siempre tuve madera para el liderazgo en los grupos. Lo cierto es que un día mi mamá ganó, en el Coney Island de Los Palos Grandes, una rifa y yo le supliqué que escogiera la guitarra y así fue como obtuve mi primera guitarra española con cuerdas de metal. Por esos días escuché en la radio a Los Beatles con “A hard day’s night”. Me gustó tanto que hice un conjunto y ensayábamos al llegar del colegio; la batería era cajas de cartón y los platillos las tapas de las ollas, el bajo lo hicimos nosotros y le pusimos unas cuerdas de nylon. A todas éstas, me fui empapando más y más de esa música: Ray Charles, The Supremes. Y por Venezuela, los Impala, que siempre me gustaron por encima de los otros. Tenían swing, sonaban compacto, cerrados y esto me gustaba. Los Supersónicos, Los Darts. En 1966 me mudo a Maripérez y conocí a Luis Emilio Mauri, quien vivía en La Pastora. Usaba pelo largo y tocaba muy bien la guitarra. Quedamos un día para tocar, yo en el bajo y él en la guitarra. Buscamos a un baterista que era amigo de él, Raúl Rivas, y empezamos a vernos y a tocar los fines de semana. También hice otro grupo con amigos de La Salle La Colina. Como dato curioso, el bajista era el hijo del Musiú Lacavalerie; Marco Antonio, el gordo Urich (bajo y voz), Víctor De Lima (segunda guitarra y voz) y Chino y yo en la primera guitarra. La guitarra con la que empecé con los LSD me la regaló Elmar Leal, que luego formó parte de La Cuarta Calle, era de pila y eléctrica, marca Teisco Japonesa.
¿Qué guitarristas te han influenciado?
Los Indios Tabajaras, Los Beatles, Los Byrds, José Feliciano y Los Impala. En mi etapa ya como profesional, sin duda, Jimi Hendrix, Jef Beck y Buzz Feiten. Este guitarrista poco conocido formó parte de la segunda etapa del grupo The Rascals; un verdadero maestro, lo admiro y aprendí mucho de él, cada nota en su sitio y gusto para regalar.
Has formado parte de tres bandas de culto, bandas underground, que son clásicos dentro del rock en Venezuela: LSD, Tsee Muds y Bacro. ¿Cómo puedes definir el significado de esas tres bandas para ti como músico?
Los LSD significó mis inicios, lo que equivaldría en los estudios a la primaria, por primera vez me reunía con un baterista y un bajista. Vivir la sensación de que sí se puede y contar los días para que llegue el próximo ensayo, practicar, conocer los instrumentos y empezar una formación musical empírica pero fascinante. Sentarnos a sacar los temas “Fire” (J. Hendrix) o “Crossroads” (Cream) era una experiencia única; los jam sessions que hacíamos para calentar eran de gran utilidad. Podría decir que los LSD fueron el inicio de mi carrera como músico y guitarrista. Tsee Muds significó lo que equivaldría entrar en secundaria. El contacto con otros músicos y el intercambio de ideas trajo más madurez. Ya estábamos haciendo música adulta, nos empezaban a pagar por tocar, comenzábamos a ser tomados en cuenta seriamente y con posibilidades de grabar; lo que era lo máximo a esa edad. Como guitarrista encontré mi sonido, conocí más el instrumento y me hice un concepto de lo que quería en la música y mis composiciones empezaron a tomar cuerpo y ya podía sacar cualquier tema de Hendrix, Led Zeppelin y casi todos los de Jeff Beck. Como guitarrista maduré con Tsee Muds.
Bacro vino a significar la universidad para mí. Después de los Tsee Muds, viajo a New York y cuando regreso -año y medio- es cuando formo el grupo Bacro; y llego incluso con muchos de los temas que más tarde serían el repertorio original del grupo. Vale la pena mencionar que cuatro de esos temas acaban de salir en un disco del sello alemán Shadoks Music, que son completamente inéditos, con una fuerza impresionante, instrumentales porque no se pudo grabar la voz por contratiempos y, posteriormente, por el incendio de los Estudios Continente y donde se quemaron las matrices de la grabación. Se salvó esta cinta que conservaba porque era una copia de la matriz para ensayar las voces. Bacro ha sido quizás mi mejor trabajo en lo que a mí me gusta tocar y hago mejor. Con Rudy Márquez llegamos a un convenio que consistía en acompañarlo en el disco del padrino a cambio de un agradecimiento donde quedara claro que no éramos su orquesta sino que lo acompañaríamos gentilmente, profesionalmente; y la otra condición era el grabar nuestro disco como grupo siendo él intermediario con la compañía. Lamentablemente sólo quedó la grabación de catorce temas en vivo con Bacro y Rudy, y cuatro temas sin voz que han salido a la luz ahora.
Tal vez, de esas tres bandas, la más recordada sea Bacro y precisamente fue la única que no dejó material discográfico con el nombre de la banda. LSD y Tsee Muds dejaron temas en formato de 45 rpm, pero Bacro son conocidos por ser la banda que acompañó a Rudy Márquez en su segundo álbum, específicamente en el lado B del Lp y ya es clásico la excelente presentación que hace Rudy Márquez de los integrantes de la banda en el tema de Santana. ¿Qué significado tiene ese disco para ti? ¿No genera sentimientos encontrados el ser recordado por ser la banda de acompañamiento de un músico reconocido y no por la banda como tal, especialmente cuando ustedes no sólo interpretaban canciones sino que también se destacaban como compositores?
El disco del Padrino con Rudy y Bacro siempre ha significado mucho para mí. Te explico algo, yo, en particular, tocaba con Rudy en sus shows románticos con diferentes formaciones por las que pasaron músicos de la talla de Pablo Matarazzo, Vinicio Ludovic, Willy Croes, Luis Emilio Mauri, Manuel Torcat, Omar Oliveros y un largo etcétera. Yo tenía mi proyecto que era Bacro y cuando Rudy nos escuchó, de inmediato empezó a buscar la forma para acompañarlo, lo cual hicimos, tenía trabajo y podíamos ganar algo de dinero. Nos consiguió para ensayar en Corporación Los Ruices, mejor conocida como TH-La Discoteca. Allí nos vieron muchos cantantes y músicos y la opinión era la misma “tremendo trabuco”, pero el señor Riskens, que era el dueño de la disquera, no le convencía del todo, quería algo más comercial y así fue cómo Rudy Márquez le vendió la idea de la cara B del disco el padrino que ya tenía grabado. Bacro no resultaba rentable para las disqueras y nosotros, jóvenes irreverentes, no íbamos a dar nuestro brazo a torcer; no queríamos ser Azúcar, Cacao y Leche. Pues estimado amigo Williams, de no haber sido por Rudy, Bacro no hubiese dejado nada escrito en la historia de la música de Venezuela. Esta es mi respuesta a cómo se siente uno de acompañante con tanto talento en el grupo. La razón de la presentación que él hace en el concierto es debido, justamente a eso, y que yo personalmente le pedí que dijera “el grupo Bacro no es el grupo que me acompaña, sino que se han ofrecido gentilmente para acompañarme y para quien pido un fuerte abrazo”. Y luego, la presentación que me hace a mí, punto y aparte, siempre se lo agradeceré porque se siente el respeto que sentía por mí. Siempre nos llevamos bien y, de hecho, él ha cantado algunos temas míos que me encargaba. Rudy es estricto y serio en su trabajo y eso nos vino de maravillas. Como anécdota, te comento que ese disco fue grabado de arriba abajo sin desafinación, sin errores, ni un pelón. Catorce temas, grabados en vivo, uno tras otro y en cuatro canales. Hace ya 40 años de esto.
Tras la experiencia de Bacro, viene otra experiencia fundamental dentro del rock venezolano: Spiteri. En esa agrupación no sólo muestras tu talento como guitarrista, sino que también lo muestras como cantante y compositor en el tema “The soul inside”. ¿Qué significado dejó Spiteri en ti como músico, especialmente si tomamos en cuenta que desarrollaron su carrera en Inglaterra?
Cuando voy a Londres sabía que había un grupo de músicos venezolanos allá, conocía unos, pero a otros no, al menos personalmente. A los pocos días de estar en Londres, encontré a Charly por casualidad en la estación de Earls Court, especie de barrio latino, y allí empezaron los contactos. Jorge Spiteri conocía algunos productores y me dijo para tocar en un grupo que se iba a formar, empezamos los ensayos. Vino el productor con su socio, Barry Kirsh y Charly Spencer. Les gustó la agrupación e hicieron contacto con disqueras y vinieron a vernos hasta que hicimos una presentación junto a Status Quo, unos desconocidos como nosotros, en el Marquee Club. Nada más y nada menos que el templo del rock en Inglaterra; por donde ha pasado Hendrix, Cream, en fin. Ese sitio es la prueba de fuego para cualquier banda. Puede haber alguien de peso dentro del público, de hecho, siempre lo hay. Lo cierto es que gustamos y nos firmaron para la grabación del Lp que ya conoces. Como dato curioso, a los ingleses el tema que más les gustó fue “Barlovento”, quizás porque parecíamos una tribu por nuestros rasgos. Spiteri fue una bonita experiencia, pero yo iría más allá, yo trabajaba como músico de sesión con el productor Barry, con quien hice gran amistad, de hecho, el año pasado me invitó a Dubai con los gastos pagos. Con él grabé dos Lp. Uno para el cantante Ramses y otro para el cantante Charly Spencer. También ensayé con Osibisa, pero no me gustó, así que no fui más a los ensayos. También ensayé con Tony Kaye cuando salió de Yes, pero me pusieron a elegir entre Spiteri o ellos y no lo vas a creer, me quedé con Spiteri por solidaridad y porque se lo comenté al productor y me dijo: “Joe, si tú dejas la banda, esto se acabó”. Nunca lo quise decir a los muchachos y así proseguimos. El tema “Soul inside” se llamaba “Yessica”; originalmente la hice para Bacro y lo tocamos en vivo. Fue uno de los últimos temas en grabarse para el álbum Spiteri. El día de la grabación, por algún motivo ajeno a mi voluntad, no fue convocada la sesión de vientos-metales que estaba previsto y, en la espera ante la ausencia de Jorge Spiteri, el productor me preguntó que podíamos hacer. Yo sabía de qué iba el asunto y le dije: “Barry, si me lo permites yo grabo la percusión, los saxos, el timbal y, por supuesto, las guitarras”. Y él me dijo: “Muy bien Joe. Yo montaré el piano”, lo cual era una verdadera excepción que hizo debido a lo que él consideró un sabotaje por parte de Jorge Spiteri. Yo estudiaba y lo que yo quería en el tema ya lo había practicado, así que en este tema, por las mismas circunstancias, me vi en la obligación de tocar las congas, los timbales, los saxos, las guitarras acústicas y mi guitarra eléctrica; y Barry Kirsh hace un increíble solo de piano. Los técnicos se involucraron y cuando me tocó montar las voces, puse el alma (“Soul inside”).
También has tenido una actividad importante con bandas foráneas como The Del-Vikings y Los Bravos. ¿Qué dejaron en ti esas experiencias?
Con The Del-Vikings me formé como profesional de la música, eran muy estrictos, meticulosos, puntuales, profesionales, la ropa tenía que estar impecable, los zapatos, la correa. Todo llegó al grupo a través de un guitarrista amigo, lector de música y guitarrista de sesión en Nueva York. Lo llamaron para hacer ese trabajo, pero me lo dio a mí ya que no quería ensayar en Brooklyn -él era blanco. Así que fui al casting, me probaron; no entendían cómo yo siendo venezolano -no sabían dónde estaba ubicado el país- tocaba esta música. Lo cierto es que el hit parade de Venezuela para entonces era la réplica, con pocas excepciones, del hit parade norteamericano -Aretha Franklyn, Sam and Dave, Wilson Pickett-. Todo eso lo tenía más que fusilado: soul, blues y rock eran mi pasión. Al terminar de tocar varios temas y con un margen de error casi nulo se rieron, me dieron una palmada en la espalda, gentilmente, y me dijeron: “Nos pondremos en contacto contigo muchacho”. Esa noche no dormí dándole vueltas a la cabeza de la emoción de poder tocar y no tener que volver al restaurant a lavar platos. Me llamó al día siguiente un hombre llamado Paul Minneo, y me preguntó: “¿Tienes pantalones blancos?”. Le respondí: “¡No! Zapatos blancos no”. Entonces le pregunto: “Por favor podría decirme quién es y para qué es todo esto”, y respondió: “Señor Romero, usted ha sido seleccionado para trabajar con The Del-Vikings y en quince días debemos actuar en el Madison Square Garden. ¿Está usted interesado?”; y respondí casi llorando pero disimulándolo: “Sí, claro que sí”. “Bueno, entonces venga a mi oficina a las 5:00 pm”, dijo. En el Madison Square Garden alternamos con The Four Seasons & Frankie Valli, Bo Diddley, The Crystals, Gary Puckett & Union gap, Jay and The Americans y un largo etcétera. A partir de allí empezamos una gira por Estados Unidos. Ellos se convirtieron en mis representantes, yo tenía 20 años y ellos ya pisaban los 50. Los Del-Vikings me dejaron mucho para la música y para la vida.
Los Bravos aparecen cuando viajo de Londres a España; Carlos Montenegro (ex Claners y ex Sangre) me contactó con Los Bravos. Buscaban músicos para su vuelta a escena luego de una ruptura de cinco años. Yo tenía un grupo con venezolanos donde estábamos haciendo temas míos y algunas versiones. Un día Carlos trajo al ensayo a los directivos de Columbia Records, a Mike Kennedy (cantante) y Tony Martínez (guitarrista). Tocamos varios temas y al día siguiente Carlos nos dijo: “Muchachos, son los nuevos Bravos”.
Empezamos una gira que duró cerca de cuatro años por toda España y parte de Europa; todo organizado: estudio propio, transporte para los instrumentos con chofer y asistente más técnico de sonido, oficina de administración, en fin, una empresa. Aprendí mucho y, sobre todo, conocí mucho, sólo una cosa me empezó a preocupar: la música era muy comercial y yo era más bien heavy. Aunque éramos rockeros, no podíamos salirnos de la línea del grupo. Poco a poco, se fueron eliminando los ensayos y hacíamos el mismo repertorio por meses, lo que me llevó a hacer un grupo paralelo mucho más heavy, duró muy poco. Los Bravos significó mucho: el éxito y la organización de un grupo reconocido mundialmente, creo que significó para mí más en lo personal que en lo musical.
Hablar de tu curriculum es durar horas mencionando todo lo que ha sido tu trayectoria musical. Sin embargo, queremos preguntarte por dos experiencias puntuales: Aditus y Vytas Brenner. En la primera banda estuviste antes que alcanzaran el éxito y no dejaste registros discográficos con ellos, pero sí muchas presentaciones, ¿cómo te sentías con ellos en escena? ¿En qué basaban su repertorio en esa época? Con Vytas Brenner pasó lo contrario que con Aditus: estuviste con él en grabaciones discográficas y formaste parte de su banda cuando su mayor boom había pasado. ¿Cómo te marcó haber compartido con uno de los músicos más importantes que ha surgido en nuestra historia del rock?
Llego a Aditus a través de Álvaro Falcón. Me llamó un día recién yo venía de España y nos reunimos en mi casa. Me propuso entrar en la banda de la cual formaba parte, él se iría a Boston a cursar estudios de música en el Berkeley College of Music. Fuimos a un ensayo, los conocí y a los tres días estábamos ensayando George Henríquez, Sandro Liberatoscioli y Valerio González. Llegamos a sonar muy bien, pero lo único que me faltaba era el canto, tocábamos instrumentales y al cabo de los meses montamos temas cantados por George, Sandro y yo. Hicimos varios conciertos y en escena me sentía bien, pero esto duró un año. Yo era el único que vivía de la música y entonces conseguí contrato para la inauguración de un complejo hotelero en Puerto La Cruz, el Doral Beach, y me marché con otra agrupación, pero quedamos igual de amigos, ellos me entendieron. El repertorio en ese momento se basaba en instrumentales, a veces de vanguardia, otros más comerciales. Cuando salgo del grupo la idea de cantar los temas estaba servida, creo que es cuando entra Pedro Castillo que Aditus se encuentra así mismo como agrupación, lo demás ya es historia del rock en Venezuela.
Con Vytas empiezo a trabajar a finales de los 70. Primero me llamó para grabar comerciales, luego ensayamos para la gira y al breve tiempo hicimos una gran amistad que duró hasta su lamentable fallecimiento. Vytas era una gran persona y con mucho don de gente, sabía cómo decir las cosas. En ocasiones iba al sindicato de músicos a cobrar algún trabajo publicitario y me conseguía con pagos de comerciales en los que no había tocado, pero Vytas me anotaba; tenía ese tipo de detalles. Con Vytas tuve la oportunidad de compartir con Paco de Lucía en los estudios Asteroide, grabamos. ¡Imagínate ese documento musical hoy! También en Maracaibo llevamos un trabuco, en el Poliedro la gente gozó un montón, sobre todo con los solos de percusión. Hicimos televisión y grabé en tres Lp: el Lp con Paulette Dozier, “I belong” (1981), “Estoy como quiero” (1982) y “Vytas” (1983). EL Lp que recién sale con el sello alemán Shadoks Music se lo dedico a él y a otros músicos que ya no nos acompañan. Con Vytas aprendí mucho de la fusión con los ritmos venezolanos y, en ocasiones, me llamaba para que fuera a su casa para montar unas ideas que tenía. De las últimas que pude escuchar era el trabajo que estaba haciendo para orquesta y que se llamaría “Oro negro”. La amistad de Vytas marca a quien lo conoció de cerca, un gran corazón y creatividad a flor de piel, músico hasta la médula. ¡El gran Vytas!
Nos puedes hablar un poco del grupo San Lucas.
La agrupación estaba integrada por José Ignacio Lares (ex Aditus) en el órgano Hmmond y los teclados, José “Pepe” Martínez en el bajo y voz, Edgar de Sola (ex Aditus) en la batería, Robert Valerio (ex Syma) en la voz principal y yo en la guitarra y voz. Los temas eran originales del grupo. Nuestro estilo era progresivo de vanguardia, quizás por esto lamentablemente no quedó nada serio como un Lp o Cd grabado. Las disqueras querían algo más comercial. Llegamos a tocar en el Parque de las Naciones Unidas, el Ateneo de Caracas, Teatro Municipal, entre otros.
En 1981, cuando traje de España al cantante Mike Kennedy para un programa en el canal 8, aproveché su estadía en Venezuela para dar unos conciertos en un par de locales del momento como EL Chuky Lucky -de Espartaco Santoni y Tomasita de Las Casas- en Altamira, y The Place, también en Altamira. La agrupación duraría aproximadamente un año y medio. Mike se quedó en Venezuela con un contrato en el Hotel Meliá Caribe, en Caraballeda, y yo me fui a trabajar en Fonotalento como gerente de producción junto a Alejandro Blanco Uribe.
¿Cómo te sientes al saber que has sido influencia para nuevas generaciones; por citar un ejemplo, el grupo Altopana?
Me parece muy bien que las nuevas generaciones de músicos busquen influencias en guitarristas que le gustan. Yo también lo hice y para mí es un honor que los muchachos de Altopana me pusieran en una dedicatoria del disco y a quienes, por cierto, conocí recién llegado de España y tocamos juntos. También he podido leer a través de Internet que hay grupos montando temas míos y de las bandas con las que toqué. Me causa satisfacción.
Hemos dejado para el final un momento muy agradable y, a la vez, un tanto desagradable: la edición, a través de Shadoks Music (Alemania) de un Lp con doce temas de LSD, Tsee Muds y Bacro. Digo agradable porque era hora de que tan importante legado pueda estar nuevamente a disposición, y desagradable porque es en el extranjero donde valoran lo que se ha hecho aquí, ya que es algo que ha pasado con Ladies WC, Love Depression, Fernando Yvosky, Énfasis, Témpano, Ficción, etcétera. Cuéntanos un poco, ¿de quién fue la iniciativa de editar ese material?
La iniciativa de recolectar este material es mía, pero esto ha sido posible a un amigo llamado Enrique Viniegra. El me contactó estando yo en Tenerife. Al comienzo lo noté muy entusiasmado, me comentó que estaban haciendo una selección de temas de bandas venezolanas y, como dato curioso, de la preselección que hizo la compañía en Alemania y él, de cincuenta temas, yo tocaba en seis. Entonces, un día después de pensarlo muy bien le dije: “Si quieres te envío más temas donde yo toco que seguramente no has oído, a ver qué les parece, así sería más fácil para mi manejar el asunto”; y creo que estaban esperando esa respuesta porque inmediatamente me comentaron: “Caramba señor Romero nosotros consideramos justo que a usted se le haga un reconocimiento por sus 40 años en la música. Es para nosotros un verdadero honor poder editar ese Lp si usted no los permite”. Empecé a enviar material donde toco con Vytas, Los Bravos, Del Vikings, Fusión y otros, pero entonces fueron más allá, querían la autoía mía de los temas. Ellos sabían de los LSD y de Tsee Mud, pero no del Bacro. Cuando envié los catorce temas que grabamos con Rudy, quedaron sorprendidos con el sonido y fue entonces cuando les hablé de cuatro temas instrumentales que estaban en Venezuela en reel siete y medio, y me hicieron buscarla por mar y tierra hasta conseguirla. Ellos sólo procesan el material con vinilos o cintas. Empecé la búsqueda, pensé que sería más fácil, pero la gente que conserva ese material -Dj, locutores, coleccionistas- no me lo cedieron y, en el mejor de los casos, me pidieron fianza. Omitiré nombres por razones obvias, pero tú conoces a una gran parte de ellos. Lo cierto es que me llevó casi tres años recolectar el material y un año el proceso, ya que la compañía tenía otros trabajos antes que yo por sacar adelante. Ha sido, como digo a veces, un embarazo de casi cuatro años, pero qué bien me siento de tener un Lp con todos mis temas, los cuales son parte de mi aporte a la historia del rock en Venezuela. ¿Qué cómo se siente uno de tener reconocimientos como éste por otro país? Yo estoy acostumbrado, llevo más de veinte años viviendo en distintos países y te diré que en todos he tocado y tengo un curriculum intenso que sí lo aprecian. La primera edición de 500 Lp´s voló. Ellos lo denominan “artículo de lujo”.
¿En algún momento intentaron editar ese material en nuestro país?
Yo no tengo noticias de que alguien estuviese interesado en editar estos grupos en Venezuela; de hecho, no conozco de trabajos hechos en Venezuela con este tipo de material. Si sé de las ediciones de discos de Ladies WC, Love Depression, Ficción, pero son compañías alemanas, francesas, en fin, extranjeras. Déjame decirte que para mí este es un sueño hecho realidad, ya que no me hubiese perdonado, después de trabajar por años en disqueras y grabando como músico, no tener un documento qué mostrar. Ahora lo tengo. Un trabajo de paciencia y duro, pero allí está.
¿Hay posibilidad de editar más material, piezas en vivo tales como las del concierto completo de Bacro con Rudy Márquez en 1972?
Estoy pensando en sacar un Cd que se llamaría “El Bacro con Rudy Márquez” o “El padrino. Volumen 2. En vivo con Bacro y Rudy Márquez”, y seguramente alguna sorpresa extra.
¿Pensaste en la posibilidad de reunir las agrupaciones LSD, Tsee Muds o Bacro para algunas presentaciones con motivo de esta edición discográfica?
En conversaciones que he tenido con alguno de ellos, lo más probable serían los Tsee Mud. Aún mantenemos contacto y pudiera ser una reunión con Gustavo Calles (Tsee Mud) en la batería, Luis Emilio Mauri (LSD, Bacro) en el bajo, Jesús Toro (Tsee Mud) en la voz principal y yo en la guitarra y coros. Este sería el momento adecuado para reunirnos, pero se necesita financiamiento e infraestructura. Gustavo vive en Estados Unidos, pero estaría dispuesto a venir, lo mismo Luis Emilio que vive en España; Jesús y yo estamos aquí. Estamos en eso, interpretaríamos todos los temas del Lp y algunos otros. Te confieso que me ilusiona la idea pero no es fácil, hacen falta patrocinantes y sé que sería un éxito.
¿Qué le dirías a estas nuevas generaciones que se abren camino en el mundo de la música rock en Venezuela?
A las nuevas generaciones del rock que se abren camino les aconsejaría que sean auténticos, que no imiten lo malo y que escuchen los mejores, que de allí se aprende. Ensayo y más ensayo es fundamental, y en los tiempos en que vivimos también les aconsejaría que de dedicarse seriamente a la música, que la estudien y, si la tienen como hobby, que no abandonen sus estudios, la competencia es aguerrida y sólo llegarán los que se destaquen con méritos propios. En Venezuela hay mucho talento y no deben desanimarse, hay que insistir y tener disciplina. Ahora noto un movimiento más organizado que en mis inicios y he visto muchas bandas nuevas en Venezuela y a mi gusto sobresalen Gaêlica, muy buenos y originales, de eso se trata.
Foto principal: Leandro Vivas
.