Entre sonidos valvulares del universo stoner y canciones acústicas, Maru Conti se desmarca como un songwriter con un tiempo diferente
Bajo un aura de antihéroe con corazón libertario, Mariano Conti supo trazar un trayecto distintivo en la escena musical independiente de Rosario. Cantante, guitarrista y compositor principal de Aguas Tónicas, grupo de blues atómico aleccionado en el post rock, lleva cuatro discos de estudio editados y actualmente está forjando nuevo material en el fuego valvular de su propia sala. Su obra se completa con tres trabajos en solitario: “Maru se aleja de las entrañas” (2004); “El mito del origen” (2015); “Cocina” (2016).
Mientras Aguas Tónicas prepara en calma un nuevo álbum, Conti se divide entre estudio y recitales de su repertorio solista. A veces acompañado únicamente por su guitarra, otras con compinches que lo secundan desde la percusión, vientos o teclados. La próxima oportunidad de recrear sus canciones será el sábado 25 de agosto, cuando se presente junto a Cromattista y Azulejo, en el Centro Cultural Puerto de Ideas.
Adelantando algo del concierto, Mariano Conti remarca la oportunidad de revolver su discografía solista, mientras Aguas Tónicas se encamina hacia su quinta producción.
“La idea es tocar mis discos solistas, meter temas de los tres. El trío surge por una necesidad de tocar en vivo mis laburos en solitario. Mis discos no fueron tan tocados en vivo y creo que merecen ser ejecutados, que la gente pueda escuchar esas canciones. Armamos una banda que comienza, con tiempo y recitales se va a ir afianzando. Fernando Ponzonia en batería y percusión, Dani Blue en bajo y coros, yo voy a estar en guitarra y voz”.
La fecha, un encuentro de tríos del sello independiente Discos Del Saladillo, sirve como una excusa para repasar la historia del compositor en su senda solista.
“Mi primer disco lo hice prácticamente en mi adolescencia, hace más de quince años, cuando ya se terminaban los 90, salió en el 2000. Después de eso, empecé a electrificarme. Me mandé a tocar solo pero con guitarra eléctrica. Por entonces había visto material de PJ Harvey, tocando sola pero con su viola eléctrica bien distorsionada. Hacía unas canciones re lindas, siempre ella sola con su guitarra. A partir de allí la idea fue clara: electrificarme. Armé una banda acompañante pero duraron poco esas experiencias. Cuando me encontré con la gente ideal, no hubo dudas, formamos Aguas Tónicas”, explica Mariano Conti, también conocido como Maru.
Echando luz sobre los momentos que lo encaminaron hacía el poder de la canción, Maru recuerda parte de su adolescencia, cuando todavía habitaba el hogar familiar.
“En los 90 tenía una banda que se llamaba Caja de Ruido, una agrupación recontra noise, al mismo momento seguía haciendo canciones. Eran temas que tocaba en mi pieza, temas de tres o cuatro acordes. Me pasó que en ese momento, adolescente yo, conocí a Leonard Cohen. Mi hermano me pasó un disco llamado “Songs from a room”, ahí me di cuenta que podía hacer música despojada que pudiera llegar a ser muy interesante”.
Maru es un tipo silencioso, de esos que observan, que interiorizan; un introvertido que calla y luego deja patitiesos a los demás cuando llega su momento de comunicarse. Las canciones son su forma de dialogar con el exterior, vehículo universal para pintar mundos y expresar.
“Cocina“, disco integrado por once pistas, es un manifiesto sobre la naturaleza que lo conmueve, tanto los paisajes verdes del humedal santafesino que se impone interminable, como el hábitat íntimo en el aliento cómplice de los amantes o la fortaleza casi inexpugnable que representa una familia.
“‘Cocina’ entiende al hogar como un refugio, ese lugar donde están los seres queridos. En la cocina es donde se prepara toda la materia prima que uno consume para enfrentarse al mundo, un lugar cada vez más complicado y más frío. A pesar de la sobrecomunicación entablamos menos comunicación entre nosotros. Por momentos, dejamos de entendernos, de escucharnos y de leernos. El invierno tiene mucho que ver con este disco. Hice “Cocina” atravesando un invierno bastante duro, eso influyó mucho en las canciones. El invierno y la frialdad de gran parte de la sociedad ante todo lo que pasa”, detalla el songwriter rosarino.
“Me impacta ver la frialdad y la manera en que se calcula a la gente mediante la superficialidad. Se dice mucho por redes y medios, pero no hay manera de detenerse un momento a pensar, a reflexionar hacia dónde queremos ir. Siempre trato de pensar en conjunto, trato de pensar en el camino a seguir como persona y además ver el conjunto, el esfuerzo colectivo”, comenta.
Las de “Cocina”, son canciones de guitarra y voz, vienen desde adentro, compuestas con sencillez para luego encontrarse con la compañía de sampleos, teclados y un violín. Hay sonidos a metal, percusiones armadas con la parrilla de una estufa. Quien estuvo a cargo de la producción del disco fue Eduardo Vignoli, legendario músico y productor rosarino. Vignoli, veterano del DIY, apasionado de encontrar formas y texturas novedosas, supo construir alrededor de la propuesta desnuda de Conti. La colaboración entre compositor y productor pronto se tornó ideal, llevando las ideas iniciales a orillas impensadas y potenciando la elaboración de cada canción.
“Tuve suerte con Edu. Fue productor, ingeniero de sonido, grabador. Él había masterizado discos de Aguas Tónicas tiempo atrás”, apunta Mariano Conti. Entusiasmado por su labor junto a Vignoli, Conti describe un vínculo artístico que data de épocas en que la ciudad tenía un circuito muy diferente.
“Siempre fui admirador de su camino musical. Lo conozco desde hace mucho tiempo. Edu tocaba en Los Buenos Modales, banda legendaria de Rosario, que tenía un tratamiento corrido de lo tradicional. Tocaban con uno de esos tambores industriales de 200 litros, y los tipos microfoneaban eso que era gigante! Tenían guitarra, bajo, batería pero incorporaban eso y le daban a eso. Me acuerdo también de las performances de Carlos Lucchese y Julio Benavidez, que hacían sus propios instrumentos, casi todo con sonido metálicos, eso lo tomé para armar la producción del disco. Vignoli viene de ahí. Quise trabajar con él porque sabía que iba a entender bien todo lo que yo quería. Eduardo aportó gran parte de lo que es el disco. Lo fue armando en su estudio, con tomas y retazos que habían quedado afuera de otras grabaciones. Así armó percusión y bases”.