La presentación de Nahuel Marquet será este viernes 10 de septiembre en el Galpón de la Música a las 20:30hs. Las entradas están a la venta en tickets4lovers.com o en Amadeus (Córdoba 1369 local 9).
Nahuel Marquet, el músico y compositor argentino (integrante de Degradé y Los Bardos) presenta oficialmente “Marquet”, primer disco de su proyecto solista, este viernes 10 de septiembre en el Galpón de la Música (Estévez Boero 980).
El disco contiene once composiciones propias, canciones íntimas para escuchar en las trincheras de estos tiempos inciertos. Enmarcado en la canción de autor argentina, el álbum fue creado en plena cuarentena de modo despojado y simple, “con la intención de hablar al oído”.
Nahuel Marquet es cantante, compositor, pianista y acordeonista nacido en la ciudad de Rosario. Desde 1993 es cantante, compositor, pianista y acordeonista de Degrade, banda con la que editó los discos: “Ratitas” (1999); “Agua” (2001); “Árida” (2005); “Acústico” (2006), “La hora azul” (2007); “Degrade vivo” (2009); “Degrade” (2012) y “Balneario” (2017).
En 28 años de carrera Degrade compartió escenarios con Charly García; León Gieco; No Te Va Gustar; Babasónicos; La Vela Puerca; Catupecu Machu, entre otros artistas argentinos destacados.
Desde 2014 es acordeonista y compositor en la agrupación Los Bardos junto a Pablo Pino (Cielo Razzo) y Ezequiel Salanitro (Sikarios) con quienes editó el disco “Música de patio” producido en Buenos Aires por Alvaro Villagra.
Desde 1995 se suma como acordeonista de El Regreso del Coelacanto, banda con la que editó los discos: “Seguí participando” (1999); “Esperando que caiga la pelota” (2002); “Bailen giles” (2007); “De madera” (2010) y “Por el borde” (2015).
Como compositor realizó parte de la música original de las películas “El cumple” (2002) y “La peli” (2006) ambas de Gustavo Postiglione; “Los rosariazos” de Charly Lopez; La Herencia del Piognak, junto a Federico Alabern; y el cortometraje “Peras y estrellas” de Judith Battaglia. Asimismo realizó la música original de las obras Teatrales Litoral (2005); Cándida (2010) del grupo La Trama dirigida por Virginia Fdel; Didelfo, dirigida por Marcos Ramos y trabajó en la coordinación musical de la versión teatral de la obra de Marco Denevi Rosaura a las Diez puesta por el grupo La Comedia de Hacer Arte.
Nahuel Marquet también fue declarado Músico Distinguido de la ciudad de Rosario en 2017 por el Concejo Municipal de Rosario en reconocimiento a sus 23 años de trayectoria musical, como parte activa y participativa del patrimonio cultural local.
Desde 2019 lleva adelante su proyecto solista Marquet, con el cual se presentó en diversos escenarios de la ciudad de Rosario y editó este 2021 su primer disco.
A través de las once canciones que integran su debut en solitario, la atmósfera se declara intimista. Hay un aroma hogareño que inunda por todo el disco. Esa raíz va más allá de lo que estrictamente constituye a una casa o un departamento: el hogar, ya lo sabemos, es otra cosa.
El hogar se extiende a las calles que inundan los recuerdos, las vivencias que todavía transcurren dentro de uno, sin importar la ferocidad de los tiempos claustrofóbicos que vivimos desde 2020.
Aquí Nahuel Marquet hace lo que mejor sabe hacer: canciones sensibles de raigambre popular que puede traducirse a un living confortable, un fogón repleto de desconocidos o alguna sala colmada por el público.
Es un disco casero que ganó cuerpo llegando al estudio, sin llegar a perder la comodidad propia de andar caminando en lugares familiares.
Siendo demasiado pronto para apuntar la quintaesencia del Nahuel Marquet solista, sí podemos señalar que canciones como “En ese lugar derrapamos” o “Música de la sexta” son temas bien del Marquet compositor anfibio: hits tarareables con estribillos pop y sensaciones entrañables.
Dentro de algunos años cuando la realidad global sea otra, habrá que confeccionar una lista de “Cosas buenas que pasaron gracias a la pandemia”. Quizás esa lista sea pequeña y, en muchas cosas, demasiado subjetiva. Pero entre tanto, sin dudas, habrá que destacar que parar los tiempos vertiginosos sirvió para que, finalmente, floreciera el primer disco solista de uno de los compositores pop más deliciosos que tiene la canción del litoral argentino.
Horas antes de la gran presentación del disco en el clásico escenario junto al río Paraná, Nahuel Marquet responde las preguntas de NoEsFm y adelanta lo que será el show.
¿Cómo te resultó la experiencia de ir publicando el álbum por etapas?
Al principio cuando iba terminando las primeras canciones había amigxs que me hablaban de publicarlas en etapas, en simples y no me cerraba mucho pero hoy creo que fue la mejor decisión. Por suerte hay tanta música publicándose todo el tiempo que, de ese modo, de a dos o tres por vez, se escuchan mejor y más las canciones mientras que publicando el álbum de una vez algunas corren riesgo de no ser escuchadas.
¿Para un tipo que creció escuchando discos (vinilos, cassettes, CDs) qué le parece el paradigma actual que propone ir mechando novedades breves pero constantes?
Tengo un montón de discos simples que eran de mi papá y yo escuchaba de chico. El rock argentino que amé y amo fue disco simple (dos canciones) y novedad en su primer momento. Ahora bien, lo que valoro del formato disco o álbum es que nos propone un viaje en el tiempo, nos invita a dosificarnos, nos enseña a esperar ese momento que la música, el libro o lo que sea, tiene para vos y que estalla en tu oído. Hay epifanías que no se hubieran cumplido sin esperar (me lo digo a mí).
¿Qué tenés preparado para la presentación del disco?
Estamos buscando que las canciones cobren vida y emoción en el escenario y que se vuelvan colectivas. Yo escucho más que nada discos de estudio, pero amo esos recitales en que las canciones crecen, cambian y si eran íntimas se vuelven locas, se desatan.
¿Cómo sobrellevaste los períodos de confinamiento y la falta de recitales vos que sos un tipo que vive de su oficio de músico?
Durante el primer confinamiento terminé y grabé las canciones de este disco. Me sirvió para eso. No sé si lo hubiera hecho sin ese tiempo como detenido. Hay un momento del disco en que aparece lo cotidiano literal: “Mora come fideos/ mientras su papá/ intenta cantar”. Mora es mi hija y estaba comiendo fideos mientras yo grababa. Así pasábamos el principio de la cuarentena, jugando. Después ya fue diferente, faltaban mucho lxs amigxs y los recitales. Hay una frase que digo siempre que tengo muchas ganas de tocar: “me toco encima”.
Las canciones surgieron de forma casera y luego pasaron a Audio Buró. ¿Por qué esa decisión de subir la apuesta? ¿Lograste conservar ese aspecto intimista de los primeros esfuerzos?
Salvo “Mudanza” y “Quiero caminar con los ojos cerrados” el disco fue compuesto y concebido en el piano y tiene muchas capas de teclados; y si bien lo grabé en mi casa no hay mejor estudio de teclados que Audio Buró así que pasamos lo que había grabado en casa por los teclados para que cobren espacialidad. Cuando se pasa una grabación por un buen estudio se amplía el campo sonoro, la sensación auditiva se abre, se hace paisaje. Al aspecto intimista del disco yo le llamo “canciones para mi ventana” y creo que no sólo se conservó, sino que se incrementó. A veces se piensa que peor sonido (o menos producción) equivale a más honestidad o intimidad y para mí no es así. Hay tanta música gris y sin alma que se esconde tras la supuesta intimidad y el lo-fi.
Siempre fuiste un tipo que tuvo el corazón ante todo. Creo que a partir de que fuiste padre la familia, los vínculos humanos y cierta consciencia del mundo que habitamos afloraron en tus canciones. Vas creciendo, tu perspectiva se modificó, tanto en tus vínculos de quienes llegan como quienes estuvieron antes que vos. ¿Sos consciente de cómo va aflorando una perspectiva diferente a medida que vas creciendo y viviendo desde otro lado?
Espero ser consciente de que cambio. Pero esa perspectiva siempre quiere detener el tiempo. Las canciones siempre intentan detener el tiempo. Y como vos decís: aprendí a volver a ser niño porque soy padre. La canción “Quiero caminar con los ojos cerrados” es un juego que hago cuando voy caminando y veo una cuadra bastante tranquila y digo: “¿a ver cuántos pasos puedo dar con los ojos cerrados?” Jugar es muy importante y es en serio. Es cuestión de ver a un niñx jugando. Hoy hablé con Leonardo Arteaga y me citó a raíz de lo que le despertaban las canciones del disco esta frase de Nietzsche: “La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño”.
Hablando de edad, crecer y la vida: tocás desde 1993 y ya podemos decir que llevás haciendo música poco más de la mitad de tu vida. ¿El Nahuel pibito que demostraba pasión por la música alguna vez se imaginó a consagrar su vida a la música?
¿Sabés que sí? Lo imaginaba. Recuerdo caminar por la plaza Pringles durante los 90’s y preguntarme: “¿cómo serán mis canciones en el año 2010?” A veces el problema de grande puede ser idealizar a ese pibito que fuimos y que solo era un pibito, pero se nos vuelve un fantasma y nos interpela; hoy puedo decir que hice un pacto con él, que componemos canciones juntos y cuando me habla de identidad lo mando a la mierda.
¿Tomar las riendas de producción de tu propio material presentó un desafío? Imagino que luego de compartir tantas canciones con otros (Degrade y Bardos) hay una libertad que también puede resultar abrumadora, casi. ¿En algún momento necesitaste una visión exterior mientras trabajabas el material?
Todo el tiempo. Yo creo en las obras colectivas y creo que mis canciones son un producto no sólo mío y de lxs músicxs que tocamos en ellas sino también de lxs amigxs y la familia. Hacía tiempo que proyectaba hacer el disco propio y al llevarlo a cabo disfruté mucho de esas micro decisiones que en una banda se discuten, se consensuan; pero lo hice siempre escuchando y buscando opiniones externas que las mejoren porque las necesito.
El proyecto se llama Marquet y oficialmente es faceta solista, sin embargo, tanto en el disco como en recis, estás bien acompañado por mucho talento local. ¿Realmente podrías concebir la música como una expresión ciento por ciento solitaria? Te imagino hasta conectando creativamente con tu hija en casa, cuando estás probando cosas.
Hay un disco de Ariel Minimal que se llama “Un hombre solo no puede hacer nada“. Yo suscribo profundamente ese título. Toco en este proyecto con la gente con la que hago música todos los días. No concibo otro modo de relacionarse musicalmente. La música como arte es aquello que sostiene a todo lo demás, la pandemia lo puso en evidencia, y para nosotros el mejor plan es juntarse a cantar, a componer, a ser cantado a través de la canción de otrx. Llamé al disco Marquet no porque me piense, ni mucho menos, en mayúsculas, sino jugando con la figura de un pintor francés impresionista que mi abuelo decía que era pariente. Como te contaba antes, si hay algo positivo que me dejó este tiempo tan raro es que jugar es en serio y muy importante y eso lo aprendí, entre otras cosas, de mi hija.