“Versiones renovadas de viejos temas, como si fueran una nueva mano de pintura en las paredes de una antigua casa familiar”. Así describe Paul Simon su decimocuarto álbum de estudio “In the blue light”
Un buen amigo (de esa categoría especial) me regaló un disco hace unos días. Uno también especial, que recoge obras de su autor, no nuevas, o recientes, sino antiguas, o “lo suficientemente raras, subvaloradas, o escondidas como para merecer una revisión, una rearmonización y en algunos casos, hasta una actualización del texto, para entenderlas mejor”, incluso el propio autor. Este amigo es un colega y compañero de aventuras musicales: Rafael Greco y el otro, también amigo, admirado por años, Paul Simon.
Este su disco “In the blue light” reafirma su vocación innovadora, ya que siendo lo que se conoce como la revisión de un fragmento de su obra, lo hace con tal propiedad, que consigue hacernos pensar en canciones inéditas. ¿No es acaso ese ejercicio una especie de reinterpretación, de obra derivada, de cambio de perspectiva hacia el trabajo propio?. Yo lo encuentro realmente fascinante. Es un disco en el que Simon, junto al co-productor Roy Halle y a un no pequeño de grupo de talentosos intérpretes y autores, consigue redibujar y reformular viejas incógnitas. ¿No son eso las canciones: viejas incógnitas?
Un álbum de transformaciones
El asunto es que además de presentarnos esta nueva visión de esas obras, el músico estadounidense nos muestra a un tiempo su incansable trabajo, su inquietud interminable, su entusiasmo y la voluntad inquebrantable de hacer y decir lo que encuentra oportuno en cada ocasión. Es un ejercicio de libertad, que por fortuna Paul Simon se puede permitir y que encuentra eco entre quienes se toman aún la molestia de escuchar la música de la cada vez más menguada oferta que nos presenta la escueta “industria discográfica” más prolífica del mundo.
Destaca a mi juicio, el tratamiento que da a los temas con tres distintas orquestaciones: una orientada hacia el jazz, otra a la música de cámara y una tercera más personal y quizá orientada hacia el folk, o en todo caso y para no seguir poniendo adjetivos, más personal, más cerca de sus orígenes acústicos.
Bill Frisell, John Patitucci, Steve Gadd, Wynton Marsalis, Sullivan Fortier, por mencionar a algunos, son parte del equipo transportador en esta oportunidad. Me pregunto, ¿no es una práctica aconsejable para todo el que aporta su obra al escrutinio público, revisitarla de vez en cuando y escoger los pasajes menos comprendidos para darle otra vuelta a esos pensamientos e incógnitas revoloteantes, en cualquier campo del pensamiento humano?Es, en todo caso, lo que ha hecho Paul Simon.