En “Semilla” la música no se encierra en definiciones rígidas, sino que se despliega con libertad.
El músico peruano Jean Paul Du Bois entiende la música como un diálogo entre el pasado y el presente. En “Semilla”, su primer álbum, se percibe una conexión profunda con la tradición, no desde la reproducción fiel de antiguos códigos, sino desde la reinterpretación libre y personal de esas influencias.
Cada canción parece tender un puente entre lo orgánico y lo moderno. La instrumentación está cargada de matices, con el protagonismo de la guitarra acústica conviviendo con texturas electrónicas sutiles. Hay flautas andinas que se entrelazan con sintetizadores, percusiones que remiten a lo telúrico y una voz que flota con naturalidad entre diferentes registros.
La grabación del disco de Jean Paul Du Bois en distintas ciudades amplía su universo sonoro y sus referencias. Tarapoto, con su paisaje selvático, imprime la esencia de sus orígenes, mientras que Barcelona y Madrid aportan la sofisticación de una escena musical diversa y abierta. Esta fusión de elementos no es un ejercicio de eclecticismo gratuito, sino el reflejo de una vida marcada por el movimiento y la exploración.
En “Semilla” la música no se encierra en definiciones rígidas, sino que se despliega con libertad, buscando conexiones entre diferentes tiempos y espacios. Es un ejercicio de memoria y experimentación, una forma de reconciliación entre lo que fue y lo que podría ser.