El músico argentino Charlie Egg hace disponible su primer disco en las tiendas digitales, un material fundamental para la música experimental electrónica en la ciudad de Rosario
Charlie Egg es una figura fundamental en el trazado de la música subterránea rosarina. Desde hace treinta años que conoce como pocos las problemáticas y subterfugios de la escena independiente, siempre trabajando y haciendo su propio entramado de crossovers entre géneros, estéticas y tribus. Buena onda, generoso y, por supuesto, talentoso, Egg es una influencia en decenas de propuestas que marchan por la ciudad.
Además de su caminar en la escena, Egg tiene una biografía bien propia y casi única, donde los extremos del underground se conectan, en una especie de narrativa absurda y camp, con los excesos del mainstream y la frivolidad de una industria de la que supo reírse, nunca comprando el fool´s gold que ésta tenía para ofrecer.
Músico y productor, Egg fue pionero de la música electrónica en la ciudad de Rosario. Fundador de Sinapsis y miembro del colectivo cultural Planeta X con el que publicó decenas de discos atravesando géneros como la electrónica experimental, el post-rock o el pop entre tantos otros.
En 2008 de la mano de Zeta Bosio y mediante Sony–BMG se edita “Cosas nuevas” una producción electro-rock con gran aceptación del público y la prensa. Colaboró también con artistas como: Leo Garcia; Jubany; Matilda; Los pibes de la Cerámica; Juani Favre; Simple; La Forma; Etaro; Los Daylight; Sumergido o Martim Arce y compartió escenarios con Babasónicos; Plastilina Mosh; Kinky o Emmanuel Horvilleur, entre otros.
Trabajador y habitante de la música desde hace tres décadas, Carlos Pezzoto toma cada día para una construcción constante y dedicada. No importan los nombres, seudónimos o epítetos: Charlie Egg, Huevo, El Reverendo; el tipo está concentrando en la música que habrá de venir. Su siguiente parada es “Electropopulista”, que verá la luz en los próximos meses, pandemia mediante.
Mientras culmina los preparativos para ese lanzamiento inminente, Charlie Egg no detiene su motor y responde con música al actual estado de confinamiento que recubre a gran parte del planeta tierra. Luego del estreno de los simples “Manjar”, “Austral” y “Marlon Random”, producciones de cosecha 2019-2020, Egg mueve el GPS de su timeline hacia finales de la década del noventa para recuperar “Trémolo raquídeo”, el primer disco de su carrera (por entonces bajo la identidad de Sinapsis), una aparición que el tiempo fue poniendo en su merecido lugar de pequeño hito.
El disco fue el puntapié inicial para un camino que le granjeó a Egg el título inexorable de “pionero de la electrónica experimental”, “vanguardista” y “rupturista”. Sin dudas rótulos que contagian un poco de escozor al propio Egg, pero no por eso irreales o desubicados.
Acompañando al lanzamiento que ahora llega a los servicios de streaming musical, Egg escribió unas generosas líneas que buscan dar contexto a esa primera producción.
Siempre verborrágico y deseoso de compartir información con el resto del mundo, el artista se adentra en un tiempo radicalmente diferente para Rosario. Egg escribe párrafos que echan luz sobre un tiempo donde el inframundo rosarino empezaba a diseñar otro territorio conceptual. Por momentos el nivel de detalles es de un delirio exquisito (“La tapa de la versión CD fue diseñada por Oscar Favre, con una foto que supe sacar con una Minolta xg9 y rollo de 400 asas”, observa sobre el arte de tapa) mientras que en el aspecto técnico ese preciosismo por la letra chica funciona de parabienes para los amantes del hardware.
Construcción musical; rescate emotivo de una ciudad del pasado; repaso técnico delicioso para los amantes de los fierros; narrador atrapante, se vuelve menester señalar que Egg agrega una nueva faceta a su ya diverso CV: divulgador.
Trémolo Raquídeo by Charlie Egg
“En 1999 se publica ‘Trémolo raquídeo’ en CD, un año atrás había salido una edición en cassette, con la playlist ligeramente distinta y la tapa con diseño de Fernando Burgos. Lo hice entre el ‘97 y el ‘98 en Rosario, solo, en mis queridos laboratorios Axón, en ese momento con sede en el lavadero de mi casa familiar. Un Audinac T300, con respectivas cajas de madera rellenas de fibra de vidrio y buffer de 12”, un clon de PC con el legendario sistema operativo DOS, monitor monocromo ByN, una tarjeta de sonido Soundblaster 16 y el software sueco FastTracker II, que aprendí a usar junto a Mike Dee años atrás. Pasaba los sábados a la noche haciendo el disco, dormía un toque, me tomaba un café doble y encaraba al after de Puerto Blest donde Franco Cinelli y Gustavo Sacchetti desarrollaban sets memorables, que disfrutaba arriba del escenario para, aparte de oír atentamente, deleitarme con la interacción de los dispositivos, todo de cara, muuuuy de cara… o de café, ponele”.
“‘Nube’” tiene un sample de ‘A estos hombres tristes’, de mi vinilo Almendra 1, la batería de la intro más precisamente. La guitarra era una Epiphone SG, la que me compró mi viejo en cuotas con la Carta Franca al comienzo de la década. Vivía en el conurbano del audio. El FT2 (así le decimos cariñosamente sus deudos) era un tracker sin síntesis (aún no me llegaba esa data y menos lo corría mi ordenador sin Windows) pero se la re bancaba… Puro sampling… Pegar un C4 largo y modulado era oro, por ejemplo”.
“Los únicos invitados son el gurú y pionero Franco Ingrassia a.k.a. Audiodélica y el DJ ADN a.k.a Adrian Lanzillotta (estrecho y querido colaborador que más tarde integraría Sinapsis) en Nexodo, el último track. Este tema se grabó en una Tascam 424 con un Roland W30, un Teisco 110F, una Technic 1200 con su mixer y la guitarra antes mencionada”.
“Este disco es el orgulloso portador del número 6 del catálogo de Planeta X Discos. El primer show en un evento PX fue en el local de Tucumán y Sarmiento (más tarde conocido como ‘La Tienda’) en 1997. Y en esos años tocábamos con frecuencia en el Teatro de La Manzana, pero no hubo una presentación oficial del disco, ya que ya venía tocando esos temas. Parte de esos recis fueron uno en las últimas semanas del mítico Galpón Okupa junto a mis simpreprefes Sumergido o la incursión cordobesa con los (aún futuros) Sinapsis Martin Arias y Lalo Giandoménico en un Dodge 1500″.