Gunwood: “Ser músico se transformó en el peor trabajo del mundo”

La prestigiosa banda francesa Gunwood nos cuenta sobre sus procesos creativos mientras presenta su segundo álbum titulado “Dream boat Jane”.

Olvídense de las armas de fuego o pólvora, Gunwood existe por su alma mater, el inquieto Gunnar Ellwanger. Nacido en Inglaterra de padres alemanes, su adolescencia transcurrió en los suburbios parisinos precedida por una infancia en Alemania y un nombre escandinavo. Un símbolo de todo el mestizaje cultural alimenta la identidad de Gunnar desde la cuna.

¿Por qué elegir entre la poesía popular y el hard rock, la libertad de los setenta y el nerviosismo de los noventa, las armonías irlandesas y la topografía estadounidense cuando es posible mezclarlo todo y esparcir nuevos brotes? Gunwood busca desarrollar una identidad propia mientras genera devoción entre los cultores europeos del folk y sus múltiples variantes.

Gunnar Ellwanger (voz, guitarra), Jeff Preto (bajo, voz) y David Jarry Lacombe (batería, voz): de los tres surge la sonoridad de Gunwood.

El grupo publicó su primer esfuerzo en 2017. “Traveling soul” los llevó de gira por Francia, Inglaterra, Holanda, Irlanda y Escocia. Ahora el trío regresa al candelero con su reciente material y espera retomar la ruta cuanto antes, puesto que se reconocen como un acto en vivo, principalmente.

El segundo disco de Gunwood se titula “Dream boat Jane” y se grabó en los estudios ICP de Bruselas junto al productor Jean Lamoot. “Dream boat Jane” tiene arreglos instrumentales y un equilibrio armónico. El disco se siente pulido con dedicación y esmero. De hecho, resulta extraño creer que se trata del mismo grupo que la prensa especializada de Francia y Bélgica remarca en sus crónicas sobre shows salvajes.

El álbum se encuentra disponible en tiendas digitales y tendrá edición física en formatos de disco compacto y vinilo.

Gunwood - Share A Little Freedom (Official Music Video)

Ellwanger, líder y frontman, responde desde París con un ánimo impecable. Su nuevo disco lo tiene contento después de un tiempo extraño con la pandemia. Estuvieron parados a la fuerza luego de años de crecimiento sólido. El desafío es volver a encontrarse con su público, aún cuando la sombra de la guerra asola a Europa.

“Los últimos dos años nos enseñaron que tenemos que estar preparados para todo. Ahora se suma la situación con la guerra”, comenta Gunnar. “Es un periodo extraño, pero debemos mantenernos fuertes”.

La comunicación entre Argentina y la capital francesa le resulta simpática a Ellwanger, quien se muestra curioso por lo acontecido en Latinoamérica durante la pandemia. Los años de inestabilidad sanitaria golpearon fuerte en Europa y el grupo sintió el impacto, sin embargo, las nuevas canciones fortifican el espíritu. Agotando entradas en sus conciertos de los últimos meses y planificando nuevas ciudades donde presentarse, 2022 se perfila como un periodo fructífero.

Como líder y fundador del grupo sos responsable de componer y arreglar. Además estás al frente con la guitarra y el micrófono. ¿Sos capaz de delegar? ¿De qué forma se integran tus compañeros en el proceso creativo?

Me encanta trabajar en cada parte de la música. El detalle es importante. Compongo y pruebo cosas todo el tiempo, pero siempre hay un periodo donde nos ponemos en grupo a trabajar en arreglos para las canciones. Es fundamental el aporte de Jeff y David. Hay algunas canciones que estaban arregladas cuando se las presentó. Algunas otras, por el contrario, terminan completamente transformadas de acuerdo al arreglo que pensamos como trío. Tenemos energías muy diferentes, eso posibilita crear algo nuevo, que se salga de lo seguro. Eso fue clave para este nuevo disco. Para nuestro disco debut pensamos todo nosotros mismos, para el disco reciente trabajamos de cerca con el productor. Entendimos que es importante delegar, uno puede enloquecer con todos los procesos. Componer, arreglar, grabar, producir, mezclar, masterizar. Demasiado.

Recién mencionaste lo fundamental del detalle. ¿Te sientes una persona perfeccionista?

Hubo un momento en que íbamos atrás de eso. Luego aprendimos que no existe la perfección en el arte. Sería una locura. Por suerte pudimos aprenderlo. En ese sentido, cuantos más seamos contribuyendo, mejor. El resultado más saludable se alcanza trabajando con aportes de todo el equipo. Esa sería la idea de perfección. Aprendimos algo: si quieres ir rápido, terminas yendo solo; si quieres llegar lejos, vas acompañado. Ahí entendemos que hacer todo por nuestro lado no es la mejor opción.

¿Cómo son tus procesos creativos? ¿Tienes algún método confiable a esta altura de la banda?

La mayoría de los temas de Gunwood surgen por necesidad. Creo que contengo algo hasta que sale todo de manera abrupta. Cuando estoy en casa, con mis equipos de grabación, me ubico en el sentimiento de alguna angustia que tengo que sacarme de encima, o quizás la necesidad de comunicarle algo a determinada persona. Siento que eso aparece y se va transformando en una canción. Hay canciones que son una necesidad de racionalizar. Otras simplemente aparecen algunas notas que me atraen. Guardo eso. Me queda enganchado dentro de mi cabeza. Eso puede tomar mucho tiempo. De repente me vuelve a la cabeza un riff de hace cinco años. Hay dos clases de canciones en este disco: las que escribimos, arreglamos y grabamos en el estudio, y aquellas que tenemos en el tintero desde hace un tiempo, que fueron evolucionando lentamente. Trabajamos unos cinco meses con toda la banda. Estar en el estudio juntos fue un aliciente después de un tiempo parados. Tocar en vivo es lo más nos gusta, pero eso no fue posible debido a la pandemia. El estudio significó volver a juntarnos, encender ese encuentro.

La prensa siempre los calificó como una gran banda en vivo. En Latinoamérica todavía no pudimos experimentarlos en concierto. ¿Podrías describir la banda para el público de estas tierras?

Creo que las bandas que más nos influenciaron fueron las pertenecientes a la escena grunge en los 90. Grupos como Nirvana, Pearl Jam y Pixies. La pulsión rockera está muy presente en el vivo de la banda. Nos gusta apelar al contraste. Tenemos mucha energía física mientras que también nos permitimos matices. Lo acústico es fundamental, nunca nos olvidamos. Jugamos al contraste entre lo despojado y un volumen que puede ponerse explosivo.

¿Qué significó el confinamiento y cese de todas las actividades culturales en Europa para un grupo que se gana la vida tocando y prioriza las giras como principal método de promoción de su música?

No sé cómo habrá sido la situación en Argentina, pero aquí en Francia, de repente, ser músico durante la pandemia se convirtió en el peor trabajo del mundo. Programar fechas fue una pesadilla. Todo el tiempo fue imposible. En los momentos de optimismo uno se animaba a planificar pero de la nada empezaba la pesadilla, otra vez. Las restricciones iban y venían. El confinamiento nos separó. Fue muy complicado. Al principio de todo, de todas formas, fuimos muy afortunados: justo habíamos terminado la gira del primer disco. Eso duró tres años y cuando terminamos empezó la pandemia. Fue una locura impensada. Apenas restaban cinco conciertos antes de meternos en el estudio. En ese momento no nos golpeó tan fuerte como a otras bandas que estaban en procesos de promoción. Ahora está volviendo la normalidad. Tuvimos nuestras primeras fechas con localidades agotadas. Creo que con la llegada del verano podremos disfrutar de cierta tranquilidad. Crucemos los dedos para que suceda.

Gunwood tiene una actitud suelta y de disfrute, se nota que hacer música es un placer que comparten. Sin embargo, podría decirte que ambos discos tienen mucha seriedad en sus letras. Hay apuntes Kantianos, digamos. ¿Qué hay detrás de esa idea recurrente?

Un día me di cuenta que la mayoría de las canciones de nuestro primer trabajo estaban llenas de interrogantes existenciales y algo filosóficos. Eso fue extraño. Fui consciente que, de alguna, manera había dejado afuera varias canciones que no tenían nada que ver con ese costado existencial. Observé eso años más tarde. Para este nuevo disco logré transformar eso. O al menos, creo que un poquito. Como todos los seres humanos del mundo, no pasó todo el tiempo leyendo a Kant u otros filósofos. Trato de no tomarme las cosas de forma tan seria, pero entendí que hubo algo en esas decisiones. Por ejemplo, en el primer disco tomé la decisión de no cantar nunca sobre amor. En ese momento cantar sobre amor no era algo serio. ¿Por qué pensaba eso? No sé, no recuerdo, pero por entonces parecía una decisión acertada. Ahora creo que el amor es una parte considerable de nuestras vidas. ¿Por qué no escribir sobre eso? Eso es algo nuevo para el segundo disco. Igual, todavía permanecen esos interrogantes sobre el significado de la vida y demás. Creo que se trata de encontrar un equilibrio.

Avatar

Author: Lucas Canalda

Periodista argentino y columnista de NoEsFm. Ex-editor de Cultura Etérea, revista literaria digital. Actualmente lleva adelante Rapto, revista cultural online.